
Reflexión del primer año de CAS
Mi primer año de CAS fue una experiencia transformadora que marcó mi crecimiento personal y mi conexión con la comunidad. Participar en actividades como los quioscos, el concierto de la banda CAS, la carrera solidaria, la construcción de casas en Pamplona Alta con ANDAR, y eventos significativos como el Relitalk, me permitió desarrollar habilidades clave y reflexionar sobre mi impacto como individuo y como parte de un equipo.
Entre las actividades más destacadas, la construcción de casas fue el proyecto más significativo, ya que involucró meses de recaudación de fondos mediante diversas iniciativas y culminó en un voluntariado que cambió la vida de familias vulnerables. Este proyecto no solo me enseñó la importancia del compromiso y la planificación a largo plazo, sino que también fortaleció mi empatía y mi capacidad para trabajar en condiciones desafiantes.
Otras experiencias, como el Relitalk, me permitieron explorar la importancia del diálogo y la reflexión crítica en un entorno colaborativo, mientras que los quioscos y el concierto de la banda CAS me ayudaron a comprender el valor del trabajo en equipo y la organización. Cada actividad, aunque diferente en naturaleza, compartió un objetivo común: generar un impacto positivo en nuestra comunidad escolar y más allá.
A lo largo de este año, aprendí a gestionar mejor mi tiempo, mejorar mis habilidades de comunicación y enfrentar desafíos de manera creativa y resiliente. Este proceso también reforzó valores como la solidaridad, la responsabilidad y la mentalidad abierta, pilares fundamentales del perfil IB.
Estoy orgullosa de los logros alcanzados y motivada para seguir participando en proyectos que combinen aprendizaje, servicio y acción. Lo aprendido este año será la base para futuros retos en CAS y en mi desarrollo como ciudadana comprometida con el cambio positivo.